La máxima responsabilidad penal por el uso de «drogas de sumisión» en Chile dependerá de cómo se configure el delito y los delitos asociados que se cometan utilizando estas sustancias. La administración de estas sustancias se enmarca en otros tipos penales, especialmente cuando se utilizan para cometer agresiones sexuales u otros delitos.

Según la información recopilada y el Código Penal chileno en relación con la Ley N° 20.000 (que sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas), podemos analizar la máxima responsabilidad penal en los siguientes escenarios:

  1. Administración de droga de sumisión sin consentimiento (Artículo 5 de la Ley 20.000): El que sin el consentimiento de la persona afectada le administre alguna de las sustancias referidas en el artículo 1 de la Ley 20.000 (que incluye drogas que pueden utilizarse para la sumisión química) será sancionado con presidio menor en su grado medio a máximo (541 días a 5 años) y multa de once a veinte unidades tributarias mensuales. Esta es la pena base por la administración en sí misma.
  2. Uso de droga de sumisión en delitos sexuales: La situación se agrava significativamente cuando la administración de estas sustancias se utiliza para cometer delitos sexuales. Según lo señalado por la búsqueda:
    • Si se comete un acto sexual sin penetración ni violencia aprovechando la incapacidad de la víctima por la droga, la pena podría ser de 2 a 8 años de prisión.
    • Si se emplea intimidación o violencia junto con la administración de la droga en un acto sexual sin penetración, la pena podría aumentar a 5 a 10 años.
    • En caso de violación con penetración, la pena base es de 7 a 15 años.
    • Si en la violación con penetración además se emplea violencia o la víctima estaba bajo el efecto de drogas, la pena puede aumentar a 12 a 15 años de prisión. Esta se acercaría a la máxima responsabilidad penal en el contexto de delitos sexuales facilitados por drogas de sumisión.
  3. Uso de droga de sumisión en otros delitos graves: Si las drogas de sumisión se utilizan para facilitar la comisión de otros delitos graves como robo con violencia, secuestro, lesiones graves u homicidio, la pena máxima estará determinada por el delito final cometido, y la administración de la droga será considerada una circunstancia agravante que podría llevar a la imposición de la pena en su grado máximo. Por ejemplo, en un homicidio facilitado por drogas de sumisión, la pena podría ser de presidio mayor en su grado máximo (15 años y un día a 20 años) o incluso presidio perpetuo calificado, dependiendo de las circunstancias específicas y las agravantes.

Depende del delito principal que se cometa facilitado por estas sustancias. En el contexto de agresiones sexuales, la pena más alta posible, especialmente si hay violación y violencia junto con la administración de la droga, puede alcanzar los 15 años de prisión. Si se utilizan en la comisión de delitos más graves como el homicidio, la pena máxima podría ser mucho mayor, llegando incluso al presidio perpetuo calificado.

Es importante recordar que la aplicación de las penas y la calificación legal específica de cada caso serán determinadas por los tribunales de justicia basándose en las pruebas presentadas y las circunstancias particulares de cada situación.

La máxima responsabilidad penal por el uso de drogas de sumisión en Chile no se encuentra en un delito único, sino que depende del delito principal que se cometa facilitado por estas sustancias

La pena se determinará según la gravedad del delito subyacente (agresión sexual, robo, lesiones, homicidio, etc.) y la presencia de circunstancias agravantes, como el uso de la droga para vulnerar a la víctima. La administración de la droga de sumisión se considera un medio para la comisión de otro delito, lo que puede aumentar significativamente la pena aplicable al delito final.

Aquí tienes algunos ejemplos de delitos principales que se cometen facilitados por la administración de drogas de sumisión:

  • Agresión Sexual: Este es uno de los delitos más comúnmente asociados con las drogas de sumisión. La víctima, incapacitada por la sustancia, es vulnerable a actos sexuales sin su consentimiento. Esto puede variar desde tocamientos hasta la violación con penetración.
  • Robo: Una persona bajo los efectos de estas drogas puede ser despojada de sus pertenencias sin poder oponer resistencia o incluso sin recordar el hecho.
  • Fraude: Se puede manipular a la víctima para que realice acciones financieras en contra de su voluntad, como firmar documentos o entregar dinero.
  • Lesiones: En algunos casos, la víctima puede sufrir lesiones físicas directas mientras se encuentra incapacitada o como resultado de acciones del agresor facilitadas por la droga.
  • Secuestro: Una persona drogada puede ser retenida contra su voluntad y trasladada a otro lugar.
  • Homicidio: En los casos más extremos y trágicos, la administración de estas sustancias puede llevar a la muerte de la víctima, ya sea por sobredosis, por acciones violentas del agresor mientras la víctima está indefensa, o por abandono de una víctima incapacitada.

En todos estos ejemplos, la administración de la droga de sumisión es el medio para facilitar la comisión del delito principal, anulando la voluntad o la capacidad de resistencia de la víctima. La pena final estará determinada por la gravedad del delito principal cometido.

Ejemplos donde la gravedad del delito principal facilitado por las drogas de sumisión tiene consecuencias especialmente severas o de alto impacto social, aquí tienes algunos ejemplos críticos:

  • Violación agravada con consecuencias físicas o psicológicas permanentes: La administración de drogas de sumisión para cometer una violación donde la víctima sufre lesiones físicas graves y permanentes, o desarrolla un trastorno psicológico severo y duradero (como trastorno de estrés postraumático complejo, depresión crónica con riesgo suicida). La naturaleza premeditada del uso de la droga para anular la voluntad de la víctima, sumado a las secuelas devastadoras, eleva la gravedad del delito.
  • Secuestro con tortura o resultado de muerte: Utilizar drogas de sumisión para secuestrar a una persona y luego someterla a torturas físicas o psicológicas extremas, o donde la víctima fallece como resultado directo de la administración de la droga, el trato recibido durante el secuestro o la combinación de ambos. La anulación de la voluntad mediante la droga facilita la comisión de actos de crueldad extrema.
  • Explotación sexual sistemática y prolongada: La administración regular de drogas de sumisión para mantener a una persona en un estado de vulnerabilidad y dependencia, facilitando su explotación sexual continua por múltiples agresores o durante un período prolongado. Esto puede incluir la trata de personas con fines de explotación sexual, donde las drogas se utilizan para controlar y someter a las víctimas.
  • Homicidio facilitado por la indefensión total: Administrar una dosis letal de una droga de sumisión o una combinación de ellas, o inducir a la víctima a un estado de completa indefensión para luego cometer un homicidio, sin que la víctima tenga ninguna capacidad de resistencia o defensa. La premeditación del uso de la droga para privar a la víctima de toda posibilidad de sobrevivir agrava significativamente el delito.
  • Ataques a la seguridad pública o nacional: En escenarios hipotéticos extremos, la administración de drogas de sumisión a individuos con acceso a sistemas críticos de seguridad pública o nacional (por ejemplo, personal de control aéreo, operadores de plantas nucleares) para incapacitarlos y facilitar un ataque o sabotaje que ponga en grave riesgo la vida de un gran número de personas o la estabilidad del Estado. Aunque menos común, este escenario representa una consecuencia crítica del uso de estas sustancias.

La administración de la droga de sumisión no solo facilita la comisión del delito principal, sino que también revela una planificación y una falta de escrúpulos particularmente graves por parte del agresor, buscando la anulación total de la víctima para llevar a cabo actos de extrema violencia o con consecuencias devastadoras para la sociedad. La respuesta penal en estos casos buscaría la máxima severidad contemplada por la ley para los delitos principales cometidos, considerando la droga de sumisión como un factor agravante significativo.

Llevando los ejemplos críticos a un nivel aún mayor de gravedad y consecuencias devastadoras

Podríamos considerar los siguientes escenarios extremos de delitos principales facilitados por la administración de drogas de sumisión:

  • Genocidio o crímenes de lesa humanidad: En un contexto de conflicto o represión sistemática, la administración masiva y estratégica de drogas de sumisión a grupos de población específicos para incapacitarlos y facilitar actos de genocidio (asesinato en masa, imposición de medidas destinadas a impedir nacimientos, traslado forzoso de niños) o crímenes de lesa humanidad (asesinato, exterminio, esclavitud, deportación o traslado forzoso de población, privación arbitraria de la libertad física, tortura, violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada 1 u otra forma de violencia sexual de gravedad 2 comparable, persecución por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, 3 desaparición forzada de personas, el crimen de apartheid 4 y otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o mental). La droga de sumisión se convierte en una herramienta para la comisión de atrocidades a gran escala.
  • Desestabilización masiva a través de ataques bioterroristas: La administración encubierta de drogas de sumisión a gran escala a través de sistemas de suministro público (agua, alimentos) en combinación con la liberación simultánea de agentes biológicos letales. La droga de sumisión incapacitaría a la población, impidiendo una respuesta coordinada y aumentando la letalidad del ataque bioterrorista, con consecuencias catastróficas para la supervivencia de una ciudad o región.
  • Control totalitario y eliminación de disidencia: Un régimen autoritario que utiliza la administración sistemática y forzada de drogas de sumisión a opositores políticos, activistas de derechos humanos o cualquier forma de disidencia para anular su voluntad, extraer información, someterlos a tortura sin resistencia o incluso inducirlos al suicidio o a la incapacidad mental permanente. La droga se convierte en un instrumento de opresión y eliminación de cualquier forma de resistencia al régimen.
  • Manipulación de líderes con consecuencias globales: La administración subrepticia y continua de drogas de sumisión a líderes políticos o militares con poder de decisión a nivel global, con el objetivo de manipular sus acciones y desencadenar conflictos internacionales a gran escala, con la pérdida de millones de vidas y la desestabilización del orden mundial.
  • Esclavitud y explotación extrema a nivel industrial: La administración masiva y continua de drogas de sumisión a grupos vulnerables para mantenerlos en un estado de servidumbre y explotación laboral o sexual extrema, en condiciones infrahumanas y sin posibilidad de escapar. La droga se convierte en la herramienta central para perpetuar una forma moderna de esclavitud a gran escala.

Estos ejemplos representan escenarios extremos donde el uso de drogas de sumisión se convierte en un instrumento para la comisión de delitos de la máxima gravedad, con consecuencias devastadoras para un gran número de personas o para la estabilidad del sistema social y político. En estos casos, la responsabilidad penal para quienes planifican y ejecutan estos actos sería la máxima contemplada por el derecho internacional y las legislaciones nacionales para los crímenes más atroces.


2 respuestas a «La droga de sumisión como un factor agravante significativo»

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